Estaba pensando en que el perdón es el acto más difícil y altruista de cuantos existen. Transmuta nuestros defectos y faltas gracias a la generosidad de otros: nos hace mejores.
Perdonar sin olvido es un acto cretino y doloroso en el que el ofendido se regocija en el victimismo; usando el recuerdo de la afrenta para enmascarar sus propias faltas. El dolor es contínuo porque la ofensa se repite pertinazmente.
El arrepentimiento, sin actos que lo acompañen, es aún más falso y denigrante que la propia ofensa. Nunca llegará el perdón, porque mañana el dolor será causado de nuevo, o a otros.
Quien perdona de veras, rechaza la ofensa; no hay sufrimiento: crecemos espiritualmente.
El verdadero arrepentimiento convierte el fallo en enseñanza: crecemos moralmente.
El verdadero arrepentimiento convierte el fallo en enseñanza: crecemos moralmente.
Perdonar es la mayor muestra de Amor verdadero que podamos realizar.
Estoy de acuerdo contigo, pienso que la clave del perdón habita en la capacidad para olvidar, sino se fluye la amensia, sino desechamos de nuestro interior el recuerdo de la afrenta, difícilmente practicaremos uno de los actos que mejor define a lo humano; ya que mientras que no se olvide permanecerá y se reiterará como fruto de una mala digestión ese sabor amargo acaecido en lo pretérito, y nos hará peores, pues por el acto del perdón crecemos y avanzamos.
ResponderEliminarHola Paco
ResponderEliminar...una muestra de pura generosidad...sin pedir nada a cambio. Nos hace sentir bien, cuando perdonamos con olvido.