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miércoles, 2 de marzo de 2011

El Espejo



Estaba pensando en que las personas somos todos un espejo para los demás, y los demás son un espejo donde nos reflejamos. Cuando una persona aparece en tu vida, siempre te trae un mensaje sobre tí mismo que debes descifrar. 

Cuando con alguna persona no conectas o te produce rechazo, estas rechazando aquellos traumas, prejuicios o condicionantes que apilas en tu lado oscuro. Si sientes ira hacia esa persona es que albergas ira en tu interior, si sientes odio es que el odio se almacena dentro de tí, si sientes vergüenza hacia esa persona es que te avergüenzas de las cosas que ves reflejada en él: te avergüenzas de tí. 

Si sentimos compasión, amistad, cariño o amor eso es lo que se refleja de nosotros, eso es lo que tenemos para dar y eso es lo que recibiremos -reflejado- el resto de nuestras vidas.


2 comentarios:

  1. Francisco P. Cejudo7 de marzo de 2011, 14:54

    Tampoco hay que dramatizar, pieno que la ira es una emoción totalmente normal del ser humano; el problemea que nos plantea la ira es cuando escapa de nuestro interior, pero eso es otra historia...
    La ira no dimana siempre por acontecimientos internos.
    Creo que la vergüenza ajena nace tras aplicar el código deontológico que cada individuo posee y surge cuando experimentamos cierta incomidad en las acciones del otro.
    De todas maneras si existiera una panacea para remediar o por lo menos paliar ese estado sería la de predicar con el ejemplo por aquello de quien siembra, bien recogerá y serán nuestra buenas acciones o buenas irradiaciones las que lo determinen.

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  2. Gracias por el comentario. Por eso digo, amigo Paco, que "lo que tenemos para dar eso es lo que recibiremos". Totalmente de acuerdo.

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