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lunes, 30 de mayo de 2011

No me necesites.


Estaba pensando en la dependencia emocional.

A menudo nos pasa que nos enfocamos en exceso en otras personas (pareja, hijos, amigos...) y nos desvivimos por darle todo el afecto del mundo, toda nuestra dedicación y toda nuestra energía. Es un error. 

Es un error porque nos olvidamos totalmente de nosotros mismos, llegando a negar nuestras propias emociones.

Es un error porque creamos, en el otro, una sensación de culpabilidad permanente: "...con todo lo que yo he hecho por tí..." 

Es un error porque, al no obtener la recompensa esperada y sentirnos injustamente tratados, nos esforzamos aún más -hasta la perfección- en esta conducta; empeorando la situación.

Es un error porque situamos nuestra auto-estima bajo control de los otros, nos volvemos victimistas cuando no nos quieren en la medida de nuestro esfuerzo.  

Es un error porque nos crea inseguridad, estrés y depresión asociada al dejar el testigo de nuestras emociones en manos de terceros, y sus reacciones. Perdemos el control de nuestras vidas. Perdemos auto-estima y ganamos auto-compasión.  

Es un error porque, en realidad, solo buscamos crear necesidades en la otra parte para tener la seguridad de que no nos abandonarán. Compramos amor desvirtuado.

Es un error porque te amo se confunde con te quiero; y lo que es peor, te necesito. 

Esta codependencia -dicen los loqueros- puede ser evolutivamente una forma de protección necesaria a corto plazo para sobrellevar conflictos familiares; pero muy contraproducente a largo plazo. Probablemente el amor, que de niños hemos recibido, no ha sido del todo incondicional. Ahora, perpetuamos patrones de conducta.

A veces, solemos hacer cosas incorrectas por los motivos correctos. Con lo fácil que sería valorar lo maravillosos que somos, hacer gala de nuestras increibles virtudes, dedicarnos a cuidar de nosotros mismos:  a amarnos primero. 

Una vez más, el péndulo debe volver al justo centro. 



martes, 24 de mayo de 2011

La Mirada más Maravillosa



Estaba pensando en la mirada de una chica que no puedo -ni quiero- borrar de mi memoria.

Hace algunos dias caminaba absorto en mis asuntos cuando a lo lejos pude distinguir, sentada en un banco del parque, a una chica joven que parecía sonreirme. Tenía veintitantos años, con una esplendida y larga melena rubia. Su silueta era delgada y frágil, no dejaba de mirarme. Tímidamente crucé mi mirada con la suya. Ella mantenía -insistente- la suya, quería captar mi atención: lo consiguió. Sus ojos eran de un precioso azul intenso. Jamás había visto un color de ojos tan cautivador, pareciese que te sumergías en un océano de ansiada paz. 

A medida que me acercaba, pude apreciar que no cesaba de sonreirme; con la mirada y con los labios. Al saludarnos se esforzó en extender su brazo -con alguna torpeza- para que yo asiera su mano. Cuando coincidieron nuestras miradas, quedé absorto. Una vibración especial recorrió mi cuerpo, sentí todo mi Ser cargado de energía; fué tan maravilloso que casi podía tocar su Alma, su Luz Interior me inundó.

Esa chica especial me mostró lo que es un Espíritu límpio, un Ser amoroso. Me reflejé en ella y por un momento me sentí impuro y avergonzado.

Todavía vibro con el consuelo que me produce y la serenidad que me aporta recordar la mirada de esa chica con parálisis cerebral, que me enseñó lo mucho que tengo que mejorar como ser humano.  

¿Cual de los dos es el Espíritu esclavizado por su mente?



(Dedicado a esa chica anónima que con su mirada consiguió hacerme querer ser mejor persona)


sábado, 21 de mayo de 2011

¿Revolución?




Las leyes, -incluidas las de más alto rango como nuestra Constitución- son medios (no es un fin en si mismo) que nos hemos dado para una convicencia pacífica, con orden y justicia. Las normas y leyes no son un instrumento de uso para control y manipulación de las personas; en beneficio de unos pocos.

Pero estas normas estan al servicio de los ciudadanos y no puede ser esgrimida como un arma coercitiva, más allá del respeto a los Derechos Fundamentales. Las personas, los intereses, las necesidades de los ciudadanos y por ende de la sociedad en su conjunto, cambia y evoluciona. Estas normas también deben cambiar y adaptarse a nuevos espacios y realidades, a tenor de quedar en un anacronismo; como una norma obsoleta, incongruente e injusta que se ha distanciado de las necesidades reales de la sociedad.

De la misma forma, los representantes políticos han de estar al servicio de sus representados. Ellos trabajan para nosotros, y deben darnos cuenta de sus actuaciones. El programa político debe salir desde abajo, desde el ágora, y la clase política -del todo necesaria- trabajará para el pueblo, con el pueblo y bajo la fiscalización del pueblo. A la política se viene a servir, no a servirse y eso se lo recordaremos cada día a nuestros representantes.

No queremos revoluciones, queremos reformas que se adapten a las nuevas necesidades e intereses de una sociedad cambiante y en contínua evolución; más justa, honesta, equitativa, transparente y libre.

No queremos derribar, queremos construir. No pedimos una revolución, trabajamos por una transformación para que el estado gestione honestamente en favor de todos aquellos a los que se debe: LOS CIUDADANOS; que somos en definitiva los portadores del verdadero PODER.

Que no se le olvide a la clase política que ellos son nuestros empleados; su poder dimana de la confianza que le otorgamos; confianza que ahora le hemos retirado hasta que nuestras reinvidicaciones se hagan efectivas, y ellos se den cuenta que solo son meros SERVIDORES PÚBLICOS.

Esto, que para el poder establecido es una auténtica revolución; para nosotros no es sino una reclamación del poder, que un día confiamos, para que vuelva a su verdadero dueño: LA CIUDADANÍA.

Protestar por las injusticias y reclamar nuestro legítimo poder, -de forma pacífica-, es un derecho...no una revolución. 

¿Es que no entendéis?

jueves, 19 de mayo de 2011

¡Basta Ya!





Estaba pensando en la pregunta que me hizo mi amigo Vicente, por mi apoyo activo a la plataforma de protesta del 15 M.

No sabía por qué y así se lo trasladé. Pero me hizo reflexionar y hube de tirar de formación como sociólogo y financiero, cosa que tampoco me ayudó demasiado, para encontrar una respuesta lo suficientemente persuasiva.

Entonces, comencé a buscar desde el corazón y los sentimientos; encontré esto:

Pensando en mis hijas; quiero que sepan que en mi escala de valores, los de justicia, honestidad, igualdad, libertad y responsabilidad se ubican en lo más alto de la escala.

 Pienso en mis ancestros;  mi respeto y agradecimiento por esos mismos valores que recibí de ellos.  

Pienso en mi país; la satisfacción como ciudadano que -por primera vez  después de mucho tiempo-  me siento orgulloso de que sea el lugar donde se inició una auténtica revolución social que clama por un mundo mejor: “la rebelión de los corderos”.  

Que mis hijas estén orgullosas de que un día alcé la voz  contra la injusticia, la precariedad, la corrupción y la mentira. Que deseé  un mundo más digno para ellas.

Que lo intento activa y de forma comprometida.

Por eso grito indignado -junto a miles de ciudadanos-  ¡Basta Ya!

Y con esa misma indignación  me oireís gritar ¡Insensatos!; por saber que con una décima parte de los 13 billones de dólares de nuestros impuestos que se han gastado –por ahora- en intentar salvar el sistema financiero mundial; se podría haber erradicado el hambre del mundo.

Esta es mi respuesta, Amigo Vicente.

Me podrás encontrar, acampado, en cualquier plaza de este –desde el pasado 15-M- más digno país.


sábado, 14 de mayo de 2011

El Rebaño



Estaba pensando en el comportamiento de grupo. 

Parece que nos va la vida en ello. Renunciamos a nosotros mismo para asimilarnos al grupo al que queremos pertenecer; imitamos sus gustos, inquietudes y símbolos de estatus. No discutimos sus normas porque necesitamos su aprobación con la que autoafirmarnos: adiós a los efectos beneficiosos de la vergüenza y el ridículo.  

Pero esa seguridad bovina de pertenencia al grupo no hace sino prostituirnos. Cuando no nos arriesgamos a ser transgresores, -reivindicando nuestra propia individualidad- ya no somos fieles a nuestro Ser; hemos entrado en una relación de sumisión y dependencia con el único fin de evitar la soledad. Anulamos nuestra personalidad y autoestima. Andando el tiempo reaparece la sensación de soledad; cambiamos de grupo para volver a sentirnos adulados. 

Reivindico mi individualidad, mi ridículo y mi vergüenza. Porque solo un loco transgresor es capaz de Amar verdaderamente; al  Amor nunca lo encuentras en lo convencional y lo reglado; nunca siente vergüenza.  

Cuando transgredes el comportamiento del grupo, tú llamas su atención porque en tu valentía ven que la vida en el rebaño puede llegar a ser mortecina. Tendrás que sufrir las consecuencias de tu rebeldía, pero a cambio el placer de tu libertad de elección será un justo precio. El Amor está cerca y ellos dirán: !Qué ridiculo el Amor!  ¡Comportamientos de adolescentes!

Tú sonreirás porque estás vivo.


El Lado Oscuro


Estaba pensando en el lado oscuro; ese sitio donde agolpamos nuestros "sentimientos negativos".

No debemos luchar contra esas emociones que guardamos en la peligrosa habitación del olvido. Esas emociones, -que reprimimos tozudamente- deberíamos aceptarlas porque son positivas y necesarias. 

La ira, el miedo, el llanto, la envidia son sentimientos que nos ayudan.  La tipificación de sentimientos es un patrón mental que nos ha sido dado de niños y adolescentes, el cual arrastramos como una pesada carga que ya no nos debe pertenecer, son sentimientos reprimidos en nuestro subsconsciente: una tiranía.

Nuestros padres, otra sociedad, otras normas y costumbres nos siguen condicionando. Nos crea un estrés innecesario al aplicarlas a una vida distinta; una vida nuestra que nos parece disonante e incontrolable. No podemos transferir -por lícitas que fuesen- las emociones, normas y costumbres de otra época a nuestra experiencia actual; debemos sentir por nosotros mismos aquí y ahora. 

Ellos nos enseñaron a polarizar en exceso entre lo "bueno y lo malo". No todo es bueno o malo, sin embargo  todo es necesario para nuestro aprendizaje.

La ira es necesaria para defendernos y defender a los nuestros y lo nuestro. Por rabia y por ira muchas veces acometemos empresas que sin ellas, sería imposible alcanzar. 

El llanto nos desahoga de tensiones y canalizamos el estrés, junto a que hace ensimismarnos para meditar qué cosas debemos arreglar; nos obliga a sentarnos a reflexionar. 

El miedo nos paraliza o nos hace huir, es necesario para nuestra supervivencia. Quien no tenga miedo estará en contínuo peligro. 

La envidia nos hace fijarnos en otros y desear otras cosas; puede actuar como un modelo para nuevos logros que mejoren nuestra situación. 

Si aceptamos plenamente nuestro lado oscuro, -sin represiones- conseguiremos que estos sentimientos agolpados en nuestro subconsciente no terminen desbocados y proyectados en otros; con el consiguiente daño, muchas veces irreparable. 

La ira, la envidia, el miedo, el llanto deben ser aceptados plenamente...con Amor Incondicional. 

Amemos nuestro lado oscuro porque nos pertenece, forma parte de nuestro Ser. Abramos -sin miedo- la habitación del olvido y todo fluirá correctamente. La transmutación a una vida más plena. 

domingo, 8 de mayo de 2011

Luz y Oscuridad



Estaba pensando en lo dificil que es definir la oscuridad.

De hecho, me es imposible definir  la "oscuridad" sin apelar a su contrario: la Luz. Lo cual me lleva a pensar que, realmente, la oscuridad no es nada más que la ausencia de Luz. 
Si pienso en el "frio" sucede algo parecido; es muy dificil su definición sin apelar -implicita o explicitamente- a la ausencia de un determinado grado de calor. Todo esto me lleva a pensar que si algo puede ser definido por su contrario, entonces los contrarios deben ser iguales en esencia;  y que tan solo los diferenciaría su situación en el lado opuesto de la escala.

La pobreza y la riqueza,  la violencia y la paz, la ira y la compasión, la frustración y el éxito, la mentira y la verdad, son conceptos contrarios pero comparten una misma esencia. No hay porqué negar los opuestos, tan solo aceptarlos y con nuestro libre albedrío y nuestra conciencia, situarnos en el lado requerido y a la distancia conveniente. Es nuestra elección.

Ya dijimos aquello de que las paradojas pueden reconciliarse, los opuestos son lo mismo y las verdades son semi-verdades. Ahora añado que las personas no somos lo que pensamos; somos lo que sentimos y a partir de lo sentido construimos el mundo.

¿Desde que lado de la escala quieres sentir?