Translate

jueves, 22 de septiembre de 2011

Dios y yo.




Estaba pensando si yo creo en Dios. 

Dios es una inferencia. No existen certezas, tan solo grados de probabilidad. 

Solo conocemos aquello que podemos observar, medir o tener experiencia sensorial. Nadie ha estado con Dios. Aún no sabemos si muertos estaremos con Dios, nadie nos ha contado nada ni hemos tenido esa experiencia sensible. Por tanto, Dios es solo una inferencia, un supuesto, una aproximación conceptual o una ideología. 

Dios no es pensable; y si por un momento lo fuese, entonces dejaría de ser Dios. Si Dios no fuese incognoscible dejaría de ser Dios, porque si me mente tuviera capacidad de "conocer" a Dios, yo sería un Dios también; la existencia de dos dioses sería incompatible con el concepto de Dios...ambos dejaríamos de ser dioses. Dios es incognoscible.

Pero me temo que tampoco creo Dios el mundo. Si Dios hubiera "actuado" para crear el mundo le habría precedido un "deseo" de hacer. El Deseo es puramente humano; el hecho de desear es incompatible con la definición de Dios; dado que Dios es Absoluto y se basta a sí mismo, no puede desear. 

Solo me cabe pensar que el dios al que adoráis vosotros los católicos, budistas, mahometanos, hindúes...es tan solo una proyección mental humana. Es vuestro deseo de creer y justificar el más allá. Adorais becerros de oro en el que proyectaís vuestros propios deseos y justificais culpas. Al que utilizáis para las acciones más abyectas y denigrantes -en forma de ideología- que se puedan imaginar, para después invocar su nombre y pedirle perdón en busca de la redención. Evidentemente ese concepto de dios es contrario al sentido común y tan solo es útil para justificar ignorancia y mucha mala leche. 

Otra aproximación inferencial más lógica es que seríamos una infinitésima parte de un Dios que nos contiene. Somos como gotitas de agua de un océano llamado Dios. No somos Dios, pero tenemos muchas de las propiedades de Él. Somos evolución para llegar a la Unidad. Por lo que Dios no estaría más alejado de nosotros que la distancia que media entre nuestros hechos y nuestros corazones. Espero que Dios no se aleje de nuestro ser a la misma velocidad que perdemos nuestro sentido del Amor.  

Por ahora lo único que me conforta es saber lo que Dios no es. 
Me ahorra tiempo; -que dejo de perder en folclóricas adoraciones a imágenes e ideologías sin sentido- para Amar al prójimo.   






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu participación nos enriquece.