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sábado, 4 de junio de 2011

¿A quienes Amamos?





Estaba pensando si realmente sabemos a quienes amamos. 

Tenemos una personalidad; somos de una determinada manera, con un carácter específico y una peculiar forma de ser. Pero no estamos completos.

Una personalidad fuerte y arrolladora demanda sensibilidad. Un Ser sensible necesita un carácter fuerte y contundente. El lado masculino añora el lado femenino y viceversa. El pragmático quiere al soñador, el soñador desea un sentido práctico en su existencia para equilibrarlo. 

Somos duales y tendemos a la unidad, de ahí que buscamos en otros aprender a desarrollar la parte que nos complete. Eso es Plenitud. 

Por eso, cuando somos egoistas con el otro sin dar lo mejor de nosotros mismos, el amor se desvirtúa en posesión y dominación. Nos convertimos en déspotas.

Por eso, cuando odiamos a los otros porque no nos completa conforme a nuestras exigencias, realmente nos estamos odiando a nosotros mismos.

Por eso, cuando exigimos al otro que sea como nosotros, le estamos robando su libertad; lo estamos invadiendo. 

Por eso, cuando deseamos idilicamente con en ensoñaciones absurdas, huimos de una relación que ya no nos completa; estamos menospreciando. 

Nos mejoramos a nosotros mismos cuando aceptamos que necesitamos a otros, y a su vez los complementamos. No se trata de poseer y acaparar, se trata de ofrecer aquello que el otro necesita; lo mejor de nosotros mismos. Eso es Generosidad.

Cuando seamos suficientemente capaces de comprender esto, solo entonces habremos aprendido a Amar Incondicionalmente; estaremos completos y sentiremos Paz.


miércoles, 1 de junio de 2011

Héroes y Valientes




Estaba pensando en lo que puede significar conquistarse a sí mismo.

Me ha hecho reflexionar esta frase atribuida -creo- que a Buda, "un valiente es aquel capaz de conquistar a 10,000 hombres y un héroe aquel que es capaz de conquistarse a sí mismo". 

Para conquistarse a sí mismo, lo primero es observar el territorio: nuestro interior. La derrota no podrá reprocharse a causa alguna que provenga de fuera; la victoria tampoco. El enemigo somos nosotros mismos. 

Lo segundo será eliminar la culpa. ¿De qué habríamos de sentirnos culpables?  Seremos un espejo donde el enemigo claudicará al ver reflejados sus reproches y carencias. Solo podemos ser responsables de lo que sale de nuestro interior, nunca de lo que nos llega de fuera; por tanto no nos irroguemos culpas ajenas. Nadie habrá de juzgarnos.

Lo tercero será sentirnos libres. Es fundamental tener el coraje de reivindicar esa libertad -sin culpa- que hará que continuamente cometamos errores...para aprender y evolucionar. Coraje para defendernos de todas aquellas personas o grupos que quieren disponer gratuitamente de nuestra única vida. Coraje para ser los dueños de nuestro escaso tiempo. Nadie tiene derecho a imponernos sus criterios. 

Lo cuarto será ser responsables de nuestras decisiones y compromisos; pero solo de las nuestras. Cuidado de aquellos que quieran hacernos partícipes de locuras ajenas. Ya tenemos las nuestras. 

Quinto, el verdadero guerrero sabrá diferenciar muy bien -gracias a su libertad de elección- entre lo que es el amor libre y lo que significa amar libremente. 

Por último, cuando el enemigo quede maltrecho, seremos respetuosos con él porque valoraremos la valentía de haber guerreado en esta batalla de la vida. Sabremos perdonar porque somos compasivos; pero continuaremos con nuestra batalla. 

Que los valientes sigan su camino y no molesten. Yo, a partir de hoy, empiezo a ejercer como aprendiz de héroe. Sin culpa y sin pedir permiso.