¿Acaso importan nuestras decisiones?
Lo que somos, cómo estamos, qué tenemos: ¿Realmente han sido fruto de nuestras decisiones? No creo.
Donde nacimos, como nos criaron, nuestros condicionamientos familiares y sociales: ¿Acaso no fueron las decisiones de otros sobre nuestras vidas? Me pregunto si realmente en la infinidad de variables y sucesos que envuelven nuestras vidas son importante nuestras decisiones. ¿Cómo poner orden en el caos?
Intentamos poner orden a nuestra existencia tomando decisiones, pero estas no importan; no hay error.
La clave no está en qué camino elegir, estos son infinitos, sino en saber caminar; y esto es una actitud.
Cuando sabemos caminar ya no tememos a ningún camino, desaparecerá nuestra tensión vital porque sabemos que el error no existe: no existen las decisiones a tomar, o si acaso, son insignificantes.
La clave es la actitud con la que caminamos, y eso es algo interior e inalienable; el camino poco importa.
Todos se apartan cuando ven acercarse a uno que está seguro de donde ir.