Estaba pensando en la dependencia emocional.
A menudo nos pasa que nos enfocamos en exceso en otras personas (pareja, hijos, amigos...) y nos desvivimos por darle todo el afecto del mundo, toda nuestra dedicación y toda nuestra energía. Es un error.
Es un error porque nos olvidamos totalmente de nosotros mismos, llegando a negar nuestras propias emociones.
Es un error porque creamos, en el otro, una sensación de culpabilidad permanente: "...con todo lo que yo he hecho por tí..."
Es un error porque, al no obtener la recompensa esperada y sentirnos injustamente tratados, nos esforzamos aún más -hasta la perfección- en esta conducta; empeorando la situación.
Es un error porque situamos nuestra auto-estima bajo control de los otros, nos volvemos victimistas cuando no nos quieren en la medida de nuestro esfuerzo.
Es un error porque nos crea inseguridad, estrés y depresión asociada al dejar el testigo de nuestras emociones en manos de terceros, y sus reacciones. Perdemos el control de nuestras vidas. Perdemos auto-estima y ganamos auto-compasión.
Es un error porque, en realidad, solo buscamos crear necesidades en la otra parte para tener la seguridad de que no nos abandonarán. Compramos amor desvirtuado.
Es un error porque te amo se confunde con te quiero; y lo que es peor, te necesito.
Esta codependencia -dicen los loqueros- puede ser evolutivamente una forma de protección necesaria a corto plazo para sobrellevar conflictos familiares; pero muy contraproducente a largo plazo. Probablemente el amor, que de niños hemos recibido, no ha sido del todo incondicional. Ahora, perpetuamos patrones de conducta.
A veces, solemos hacer cosas incorrectas por los motivos correctos. Con lo fácil que sería valorar lo maravillosos que somos, hacer gala de nuestras increibles virtudes, dedicarnos a cuidar de nosotros mismos: a amarnos primero.
Una vez más, el péndulo debe volver al justo centro.
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