Estaba pensando en que la geometría de la vida bien puede ser como un círculo.
Nunca sabemos en que punto concreto del círculo se comienza o se acaba; podremos elegir libremente el principio y el fín. En el circulo todo fluye y vuelve. El círculo se completa a sí mismo, nada exterior a sí mismo puede ser definido como círculo; solo lo que hay en su interior es círculo.
Podemos -en nuestras vidas- trazar tantos círculos como queramos; cuando los círculos son demasiado amplios solo nos permiten valorar los grandes acontecimientos que nos han sucedido.
A mí me gustan los círculos que abarcan solo un día. En estos círculos se saborea de forma especial cada gesto, cada caricia, cada beso, cada mirada o cada sonrisa porque estos serán los últimos que recibiremos hoy. Si valoramos los pequeños detalles que nos suceden cada día, veremos que estos son los que aportan felicidad a nuestro interior, tan solo por hoy.
Siempre es hoy.
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